miércoles, 23 de febrero de 2011

Los diarios secretos de Helenio Herrera (III)

Las páginas de sus cuadernos que hablan sobre el yoga, contienen varias figuras pequeñas en distintas posiciones, y las minuciosas anotaciones que aparecen, sugieren que inició una búsqueda para comprender la relación entre cada músculo del cuerpo y su impacto en algo mayor: el partido. Al lado de un hombre con la cabeza en el suelo, con las piernas estiradas en el aire y el peso de su cuerpo descansando sobre su cuello, Herrera había subrayado las palabras: "Circulación, metabolismo, vitalidad mental." Hoy hubiéramos buscado en Google estos diagramas, pero Herrera los dibujó uno a uno, con tanto detalle que el hecho de recordarlos era producto del amor. Al lado de estos hay un recordatorio escrito: "Fatiga, agotamiento físico, rejuvenicimiento, nervios de la columna, vertebrado, glándulas sexuales, páncreas, cerebro -sistema glandular relacionado con la cabeza."
Bajo títulos como "poder de la mente" y "poder del silencio", las reflexiones de Helenio revelan a un hombre cuyo interés en el fútbol -y la vida- va más allá del simple tópico de conceder un gol menos que el contrario. Las referencias habituales a la conciencia y a la 'súper conciencia' sugieren un interés por el psicoanálisis. Apuntes como "La mayoría de los obstáculos son de naturaleza mental" y "Las cosas tiene la importancia que tú le des" revelan su curiosidad por el poder de la mente. Muchas de sus frases comienzan con "En el fútbol, como en la vida..." y continúan sugiriendo que un paseo largo puede despejar la mente, o que la creencia en uno mismo es un requisito previo al éxito. Al leer estas notas, es fácil entender porqué Fiora insiste en que su marido era un auténtico hombre del renacimiento. Queda por debatir si fue el inventor del catenaccio, pero ella dice que su versión surgió del pragmatismo, no de la filosofía. Recuerda cuando perdió varios partidos frente a un equipo inferior, que sus jugadores deberían haber dominado fácilmente. Se dio cuenta de que sus oponentes reunían jugadores cerca de la portería, reduciendo el espacio para que sus delanteros marcaran. Impresionado, perfeccionó una formación defensiva más eficaz, donde cada jugador no sólo se limitaba a cerrar el espacio. Con la atención por los detalles propia de un estratega militar, el sistema de Herrera conducía el flujo del movimiento en el juego, creando una defensa impenetrable, que no impedía atacar a los jugadores. Puede que el Mago fuera responsable de formaciones muy defensivas, al estilo italiano, pero lo que transpira de la cita con Fiora y de las páginas de Tacalabala, es que tenía un talento increíble, que era un hombre dedicado, cuyo interés en muchos temas, que hoy van más allá del fútbol, sugiere que era un adelantado a su tiempo.

Ojeando las páginas de su libro, es extraordinario poder leer frases como "La duda no debe entrar en mí" o "El que juega para uno mismo, juega para el contrario. El que juega para el equipo, juega para uno mismo." Están escritas a mano en un cuidado francés, por un hombre que recibió una educación elemental hace casi cien años. Al traducirlas, algunas notas y máximas pueden sonar trilladas. Pero Fiora señala que estos eran realmente los pensamientos con los que vivía, con los que motivaba a otros y con los que animaba, tras la decepción de la derrota. El encanto principal de Tacalabala reside en la evidencia concreta que proporciona sobre la humanidad de Helenio Herrera. Su meticulosa atención por los detalles y el sorprendente alcance de sus intereses, lo señalan como uno de los hombres más excepcionales de la historia del fútbol. No sabemos con exactitud cuándo nació, ni cómo creó su magia, pero podemos estar seguros de que vivió según su propio lema: "No hay nada difícil. Lo único que hay que hacer es empezar."


Fuente: Revista oficial Uefa Champions League - Febrero/Marzo 2010

Más información: http://www.fioragandolfi.it/books/books.htm

martes, 15 de febrero de 2011

Los diarios secretos de Helenio Herrera (II)

La cuidadosa selección de apuntes y dibujos de Herrera, que ha hecho Fiora, aporta una nueva visión de sus detallados estudios tácticos y su total interés en cada factor que pudiera afectar a las mentes y cuerpos de sus jugadores. Entre todas las curiosidades, hay un bonito dibujo de un diagrama del esquema W-M, fechado en 1925, que sugiere que Herrera conocía este sistema, mientras Herbert Chapman lo desarrollaba en Inglaterra. El libro tambíén incluye el CV de Herrera, firmado por él, pero sin fechas, como si los años fueran irrelevantes. Ahora, Fiora es una señora mayor, va vestida con un excéntrico vestido de gafas rojas sobre su cabeza. Vive en el palazzo que compartía con Helenio en Venecia (está enterrado en una tumba tallada como la Copa de Europa, en la isla veneciana de San Michele). Fiora y Helenio se conocieron cuando ella fue a entrevistarlo. Trabajó de periodista de moda y todavía diseña moda. El español que habla Fiora es sudamericano, y utiliza una jerga argentina antigua que sugiere que Helenio hablaba así. A pesar de que abandonó Argentina de joven, debió mantener este acento. Las frases que usaba Helenio ("Ganaremos sin bajar del autobús") reforzaron su reputación de arrogante. Pero los apuntes que hay en sus cuadernos, lo contradicen. Se dice a si mismo que hay que "ser modesto" y "tener compasión de los demás." Junto a éstas aparecen observaciones más reflexivas como "no hay situación desesperada" e incluso un juego de palabras en español: "Ocuparse, no preocuparse".

Gracias a estos cuadernos, Herrera emerge con un carácter más excéntrico, curioso e inteligente, en lugar del líder autoritario del folclore del fútbol. Aunque rehúya los motes como el Mago, Fiora dice que la etiqueta tiene sentido. "Magia es una palabra que se usa para algo que no se puede explicar," dice. Mientras jugaba de defensa en Marruecos y París, hablaba a un nivel alto el árabe, español, francés e inglés. Fiora explica que, en aquellos días, era tan poco usual ver a alguien que pudiera comunicarse sobre el campo con todos los jugadores, a pesar de su lengua materna, que las aptitudes de Helenio se atribuyeron a la magia. Su costumbre de hablar todas esas lenguas a la vez, incluso inventándose su propia jerga, no hicieron más que agrandar su aura mágica.

Puede que a Herrera no le gustara la etiqueta del Mago, pero creía en la magia. Estaba convencido de que el balón tenía propiedades mágicas: "Tocar el balón es bueno para la mente." El ritual de antes de los partidos en el vestuario, donde sus jugadores estaban obligados a jugar con el balón, reflejaba que creía que, incluso al tocarlo brevemente, generaba una fuerza interior.
El fútbol era la vida de Helenio, pero ha sido el amor por el arte de su mujer, lo que nos ha revelado su acercamiento al juego. Recientemente, se quedó encantada al recibir una carta de un periodista italiano, que señalaba que cuando recitas la alineación de il Grande Inter, ésta encaja con la estructura silábica (dos líneas de siete sílabas, seguidas de una de once) de un poema del escritor renacentista italiano, Petrarca. Procede a recitarlo teatralmente: "Sarti, Burgnich, Facchetti, Bedin, Guarnieri, Picchi, Jair, Mazzola, Peiró, Suárez, Corso." Los puristas discutirían que el Inter de Herrera era, en términos futbolísticos, cualquier cosa menos poético. Su reputación era de un maniático del control, que controlaba todo de sus jugadores. Se dice que cuando llegó al Inter, llamó a las mujeres de sus jugadores y les ordenó que cocinaran un tipo de platos de una manera especial. En aquel momento, un comportamiento así parecía extraño. Pero 40 años después, parece algo visionario. Luis Suárez, quien jugó con Herrera en el Barça y en el Inter, dijo: "Nunca antes se había visto un énfasis tan grande en la forma física y psicológica. Hasta que apareció él, el entrenador no era importante."


Si no estaba metiendo un dedo en vino para tocar la frente de su delantero, estaba preocupándose de tener la cantidad necesaria de oxígeno o diciendo a sus jugadores que durmieran mucho. El interés de Helenio por el bienestar de sus jugadores, hizo que institucionalizara il ritiro o la concentrazione -el equipo pasaba recluido unos días para preparar un partido. Tuvo esta idea cuando se estaba recuperando de otro accidente. "Se rompió la pierna en España y tuvo que quedarse en el hospital," dice Fiora. Como buen lector, Helenio quería encontrar un libro para leer durante su recuperación. Pero en un Hospital español, sólo pudo encontrar la Biblia. Intrigado, leyó algunos textos religiosos, sorprendiéndole el cuento de un santo que solía retirarse del mundo para encontrar la paz interior. Llegó a la conclusión de que, tras varios días alejado de las preocupaciones de la vida diaria, puedes alcanzar un alto nivel de concentración. Los futbolistas deberían hacer eso, pensó, y así nació il ritiro.


Fuente: Revista oficial Uefa Champions League - Febrero/Marzo 2010

Más información: http://www.fioragandolfi.it/books/books.htm