domingo, 27 de marzo de 2011

'Brasil del 70': (II)

Va a comenzar el Mundial de 1970, uno de los mejores y más duros de la historia. Los partidos se iban a disputar a mediodía y a las 4 de la tarde, por lo que los jugadores iban a perder mucho peso. Brasil agradeció la preparación física que había realizado, ya que las temperaturas también eran elevadísimas.


Brasil debutó ante Checoslovaquia, con un once titular formado por: Felix, Carlos Alberto, Brito, Piazza, Everaldo, Clodoaldo, Gerson, Jairzinho, Tostao, Rivelinho y Pelé.
La alineación estaba formado por 5 ‘10` de grandísimo nivel: Gerson, Tostao, Jairzinho, Rivelinho y el mejor jugador del mundo por entonces, Pelé. Durante el primer partido se pudo ver a Rivelinho regateando y creando peligro por la banda izquierda, a Gerson y Tostao asociándose para hacer magníficas paredes. El dominio era total, Brasil estaba pasando por encima de los checos cuando sucedió lo más inesperado, el gol de Checoslovaquia. Los 5 ‘10’ brasileños debían reaccionar y Rivelinho tardó solo 13 minutos en marcar un golazo de falta con una potencia asombrosa (era el minuto 24 cuando el marcador se situó en 1-1). Brasil sigue creando juego y Tostao muestra su clase en algunas acciones. Faltaba por aparecer Pelé, que cuando lo hizo desmintió a quienes decían que no estaba bien físicamente.


Antes del descanso, el propio Pelé estuvo a punto de hacer un gol histórico, con un disparo desde el centro del campo. El balón se fue a tan solo unos centímetros de la escuadra. Gerson dio un pase magistral a Pelé, que éste no desaprovechó e hizo el segundo gol para su selección. Gerson dio otro gran pase desde el centro del campo, esta vez a Jairzinho, que se anticipó al portero y le hizo un sombrero con el que pudo marcar otro gol. Para finalizar el partido, Jairzinho cogió el balón en el centro del campo y avanzó driblando a cuatro rivales. Cuando llegó al área disparó cruzado, haciendo el 4-1 a favor de Brasil. La 'canarinha' empezaba con buen pie.

sábado, 19 de marzo de 2011

Los inicios de Raúl, por Ramón Mtnez y Paco de Gracia

- Paco de Gracia. "Antes de irse al Atlético, cuando tenía 12 años, ya le teníamos visto y le quisimos fichar, pero el San Cristóbal de los Ángeles tenía un acuerdo de colaboración con el Atlético porque cedía sus campos a sus equipos y se lo terminó llevando. El presidente por aquel entonces, que era del Atlético, prefirió que se fuera al Manzanares. Yo le seguía viendo jugar con el Atlético y cada vez me daba más cuenta de que era un jugador distinto. Jugaba de extremo izquierda, pero metía goles a granel. Jugamos contra ellos la final de cadetes de Madrid. Perdíamos 0-2, le dimos la vuelta al partido, 3-2. Raúl marcó uno."

- Ramón Martínez. "Nosotros teníamos información de que Jesús Gil quería quitar las categorías inferiores y el jugador nos interesaba. Paco, desde enero del 91, estuvo detrás de él y del padre. Llamaba todos los días a su casa a las tres de la tarde. La verdad es que creo que los dos estaban ya un tanto hartos de él."

- Paco de Gracia. "Después de la final esa que comentamos, me fui a por su padre y le dije que se viniera con nosotros, que en cuatro años le veía jugando en el primer equipo. Yo ya no sabía qué decirle. Él me dijo que en dos. Acertó él. Raúl era entonces muy canijo, con las piernas arqueadas. Yo hablaba con los técnicos y algunos lo veía demasiado pequeño."

- Ramón Martínez. "Por fin le fichamos. Era el verano del 92. Le hicimos ficha de cadete, pero sin contrato. Los cadetes en aquella época no quedaban libres, quedaban retenidos hasta los 20 años. Se le prometió una cantidad económica de ayuda, que por esas cosas que pasan en los clubes no se la fuimos dando cada mes, pero que al final de año se la dimos. Creo que fueron 150.000 pesetas. Esa temporada la juega con el cadete A y acaba siendo campeón de España. En la final ganamos 7-2 y Raúl marcó cuatro goles. Mandamos a ese partido a García Hernández, que no le conocía, y al volver al club nos dijo que ese Raúl era un fenómeno."

- Paco de Gracia. "La segunda temporada pasó al juvenil A, el de división de honor, y acabó en el sub-19. Perdimos la final de la Copa del Rey contra el Barcelona, en Zaragoza."

-  Ramón Martínez. "Con los sub-19 no era titular. El entrenador no le ponía y él estaba muy enfadado, se le notaba cuando luego salía. En la final de Zaragoza coincidí con Johan Cruyff. En el descanso nos pusimos a hablar y me dijo que no teníamos a nadie, que ellos tenían mejor equipo, que tenían cuatro muy buenos: Celades, Iván de la Peña, Roger y Toni Velamazán... Yo no sabía qué responderle y le dije que nosotros los buenos los teníamos en el banquillo, porque allí estaban Raúl, Guti y Víctor. Algo tenía que decir.
Curiosamente unas semanas antes, Valdano, que ya había venido de Tenerife porque se iba a hacer cargo del primer equipo a la temporada siguiente (94-95), fue a la Ciudad Deportiva a ver un partido de esa Copa del Rey contra el Athletic. No le hablé de jugadores y cuando acabó el partido me dijo: "El 14 y el 16, los mejores". El 14 era Raúl y el otro creo que era Álvaro.

- Paco de Gracia. "Por esas fechas fue cuando nos enteramos de que el Atlético de Madrid iba a restituir las categorías inferiores y que su primera pesca quería que fuera Raúl. Nos enteramos también que habían hablado con su padre, que se había quedado en paro, y que le iban a ofrecer trabajo y un contrato profesional al chico. Si le hacían un contrato profesional, te quedabas sin él."

- Ramón Martínez. "Un día me llama Miguel Ángel Gil. Yo conocía al padre, pero a él no. Me dice que teníamos un chico que nos dieron ellos, que el chaval quería volver al Atlético y que a su padre se le ponía la carne de gallina cada vez que le veía con la camiseta blanca del Madrid porque toda la familia de Raúl era muy atlética. No me extrañaba nada de lo que me estaba diciendo porque nosotros ya sabíamos que Raúl estaba muy molesto con nosotros porque no había jugado muchos partidos de esa Copa del Rey sub-19 y que no descartaba marcharse.
Nos propone Miguel Ángel Gil que se lo dejemos y que nos ponen una opción de recompra barata. Yo le digo, textualmente, que está loco y que si lo quiere que pague la cláusula. Me pregunta que de cuánto es y le respondo lo primero que se me viene a la cabeza: mil millones. Se queda sin habla y nos despedimos. Lo siguiente que hago es coger otra vez el teléfono y llamar a Paco de Gracia para que se fuera a casa de Rául.

- Paco de Gracia. "Yo me acababa de ir esa misma mañana a Ibiza de vacaciones. y nada más llegar al hotel me llaman por megafonía. Entonces, ni móviles ni nada. Estaba en la piscina. Voy corriendo a la recepción y Ramón me dice que tenemos un problema tremendo porque el Atlético quiere a Raúl. Lo más que pude hacer es llamar por teléfono al padre. Estuvimos dos horas y media hablando y le convencí para que esa tarde fueran al Bernabéu a reunirse con Ramón."

- Ramón Martínez. "Nos reunimos con el padre, el hermano y con Raúl, y nada, nos dicen que se van al Atlético, que tienen una buena oferta, que incluso les han dicho que le pueden ceder al Cádiz... Intento convencerles, les ofrezco el mismo contrato que teníamos con todos los chavales y les cito al día siguiente, al mismo tiempo que llamo a Valdano, que ya estaba prepando el equipo para la temporada siguiente, y le digo que si se acuerda del "14" que había visto aquella tarde en la Ciudad Deportiva contra el Athletic. Me dice que sí, le digo que se llama Raúl y lo que pasaba. Le pido que me ayude por favor, que se venga por el club a las cinco de la tarde y que se haga el encontradizo, como si no fuera con él la cosa.
Jorge llega a las cinco y cuarto y entró "casualmente" en mi despacho cuando yo estaba reunido con ellos. Les presento y le digo que si se acuerda de Raúl, que le vio jugar un partido con el sub-19 unas semanas antes. Valdano le dice al jugador que se vaya con él a un despacho adjunto. Se van los dos solos. A los quince minutos, vuelven y Raúl les dice a su padre y a su hermano que ya no se va al Atlético, que se quedaba y que firmaba el contrato.
Cuando se fueron le pregunté a Jorge que le había dicho para convencerle y no me respondió nada especial. Meses después me confesó que le había engañado a Raúl. "Fue la primera vez que engañé a un futbolista, le dije que en breve estaría jugando partidos amistosos con el primer equipo...y jugó encuentros oficiales".
Después me fui al despacho de Manuel Fernández Trigo, que era el gerente y le mostré el contrato: cuatro temporadas a razón de 1 millón; 1,5; 2,5 y 4 millones brutos, más un sueldo mensual de 150.000 pesetas por catorce pagas. Total 17 millones. Le dije al gerente que si había que darle 50 le dábamos 50, pero que no se nos podía escapar.
No había que ser muy inteligente. Le habíamos visto jugar durante dos años y se le salía la vida por los ojos. Tenía voracidad, era ambicioso, listo, goleador. Recuerdo que un tiempo después, cuando ya estaba en el primer equipo, un día pasó por mi despacho, yo estaba con Julio Lasa, uno de los hombres que para mí más entiende de fútbol, de todos los que he conocido. Le presenté a Raúl y le dijo: "Le quiero dar dos consejos, jovencito. Tiene usted que mejorar la zancada en frecuencia y en amplitud, e intente usted despegar los codos del cuerpo cuando corre". Raúl le miró con atención y seguro que quedó con los mensajes, porque todo lo coherente que se le decía, lo asimilaba."

- Paco de Gracia. "Con los años, en el primer equipo fue haciendo todo lo que yo le había visto de infantil y juvenil. Lo hacía ya esa primera temporada. Ese regate con la izquierda, ese amago, lo tiene desde niño. Amagaba la salida para fuera y se iba para dentro. Te enseñaba el balón y te lo quitaba. Y siempre tuvo gol. Marcaba con la derecha, con la izquierda. Él, de profesional, ha jugado igual que de niño."

- Ramón Martínez. "Yo le pondría un diez en inteligencia y ambición."

miércoles, 9 de marzo de 2011

Los inicios de Raúl, por Rubén Cano

"A Raúl le llevaron al Atleti los ojeadores que teníamos por todas las zonas de Madrid. Iba dos años por delante de su edad y con nosotros estuvo dos temporadas. La primera en el infantil y luego le subimos al cadete, aunque le quedaban dos años todavía como infantil. Hacía goles de todas las formas. Jugaba en la izquierda y yo le llamada Maradonita.

Nosotros estábamos muy ilusionados con aquel equipo. El club nunca había sido campeón de España de cadetes y salir campeones significaba que teníamos a los mejores jugadores de 12 años de España. Y lo fuimos. El segundo año sabíamos que quedaba libre porque por la reglamentación no había forma de retenerlo. No se le podía engañar de ninguna forma. Por eso yo le intentaba convencer con cariño. Hablaba con él, le decía que era bueno. Maradonita para arriba, Maradonita para abajo.

En ese interín en el que intentábamos convencerle para que siguiera con nosotros, a Jesús Gil le convencieron para que la gestión de los equipos de la cantera pasara a unos particulares, a dos señores que tenían hijos en el mismo equipo que Raúl. Uno de ellos llevaba los campos de La Chopera y el otro era el productor de cine Esteban Alenda. Ellos pasaron a gestionar todo y corrían también con los gastos, que eran muchos, aunque no lo pudiera parecer.

Todo el mundo me decía que Maradonita se me iba a escapar. "Que se te va, que se te va...". Era como un martillo pilón con el que me daban en la cabeza. Yo me pasaba el día con el padre, Pedro. En mis treinta años en España no había ido a los toros, pero como yo sabía que a él le gustaban mucho, un día me fui con él. Yo no sabía nada, pero le preguntaba y él me explicaba. Se levantaba, aplaudía y yo no me enteraba un carajo.
De fútbol el padre sabía menos. Raúl era del Atlético y cuando ya parecía que los tenía a los dos convencidos para firmar, se me fue de verdad. Quedamos tal que para el día siguiente para la rúbrica y no vino. Luego me dijeron que fueron antes al Bernabéu y allí se quedaron. Me agarré bronca porque era bueno el pibe. El equipo metía 15 goles, preguntabas y él había hecho ocho. Si el equipo metía ocho, él hacía cuatro. ¡Y tenía 12 años!

Nunca más vi a Raúl hasta hace un año, más o menos, en el centenario de la Federación, que me invitaron. Qué casualidad que nos ponemos para hacer la foto oficial, miro para atrás y estaba él. ¡Qué casualidad! Le di la mano. Estuvo simpático conmigo. Sólo le dije una cosa: "Por vos casi me cortan los huevos. Me buscan por todos los lados por dejarte escapar". Él no decía nada, se cagaba de risa.
¿Y qué podía hacer? Se fue porque se fue. Quedaba libre, Paco de Gracia estuvo listo y lo cazó. Nosotros no estábamos tampoco para pujar por dinero. Él era hincha del Atlético, pero decidió el padre, que no le gustaba el fútbol."


Texto de Rubén Cano, ex-secretario técnico del Atlético de Madrid, publicado en el libro "Raúl, el triunfo de los valores", de la editorial Everest.

martes, 1 de marzo de 2011

Los inicios de Raúl, por Francisco de Paula

"Por entonces, la vida del ojeador-entrenador transcurría todos los fines de semana viendo partidos desde las ocho de la mañana del sábado hasta las diez de la noche del domingo. Curiosamente, la primera vez que le vi fue cerca de su casa, en una praderita en la que estaba jugando un partidillo con dos piedras como portería. Me quedé con él y pregunté dónde jugaba. Fui a verle al campo de Santa Eugenia, jugaba con el San Cristóbal. No pesaría más de 30 kilod, si llegaba, pero a pesar de lo pequeño que era tenía una calidad tremenda.

Continué viéndole. Me pasaba por casi todos los partidos del San Cristóbal para asegurarme de que realmente era lo que me había parecido. Iba casi de camuflaje para que no me reconocieran hasta que un día hablé con don Pedro, su padre. Le dije que estaba haciendo un equipo infantil para el Atlético de Madrid, que no tenía equipo en la categoría, y quería que Raúl se viniera con nosotros. Me dijo que él no podía llevar al chico a los entrenamientos y le contesté que si ese era el problema yo mismo iba a buscarlo con mi coche. Cualquier cosa menos dejarle escapar. Hablé también con el chaval y como también se mostraba reacio le dije que si aceptaba sería el capitán del equipo.

Entonces dijo que sí y convenció a su padre. Ya se le notaba que le gustaba ser protagonista en el campo. Jugar y mandar, sentirse importante. Le ponía de medio izquierdo, pero era casi un media punta, que entraba por ese carril de interior zurdo. Marcamos 308 goles, sólo recibimos uno y se lo hicieron al suplente, porque ese día no jugó el portero titular.
Al año siguiente me dieron el cadete A. Yo por aquel entonces era muy atrevido y le dije a Rubén Cano que si entrenaba a ese equipo le hacía campeón de España. Raúl dio el salto al cadete B porque era su primer año en la categoría, pero terminé convenciendo al club que debía estar conmigo un paso más adelante. Me decían que era demasiado pequeño, que era endeble, que se lo iban a comer...pero yo sabía quién era Raúl, cómo se las gastaba y me lo subí. Nos proclamamos campeones de España en Tenerife.

La final contra el Sevilla fue preciosa aunque acabara en empate sin goles. En la tanda de penaltis creo que lanzamos doce cada equipo, hasta que acertó un defensa nuestro y fallaron ellos. Raúl erró su lanzamiento y se quería meter debajo de la tierra, pero había sido de los mejores del partido y del torneo y eso que habíamos sido ocho equipos en la fase final.

Allí fue donde nos enteramos de que Jesús Gil quería quitar las divisiones inferiores a pesar del título que acabábamos de conseguir. Por allí ya estaban Vicente del Bosque y Paco de Gracia al acecho y comenzaron a hablar con Raúl. Finalmente se lo llevaron. A él, a Tote, a Herranz y a alguno más de ese equipo. Yo también me marché al Madrid como técnico y dos años después, cuando Raúl iba a firmar su primer contrato profesional, me puse en contacto con Fermín Gutiérrez para que le representara. Hasta entonces me tocaba a mí estar atento a él en la Ciudad Deportiva porque era el que más le conocía."


Texto de Francisco de Paula, entrenador de Raúl González Blanco en el equipo infantil y el cadete del Atlético de Madrid, publicado en el libro "Raúl, el triunfo de los valores", de la editorial Everest.